Vivir de la escritura
Publicado el Sábado, 20 Abr. 2024
La escritura de ficción es una vocación apasionante que atrae a muchos, pero ganarse la vida dignamente como escritor puede ser un desafío abrumador. Este ensayo explora las dificultades económicas y profesionales que enfrentan los escritores de ficción y ofrece estrategias prácticas sobrevivir.
Vivir de la escritura es el sueño que se persigue después de los 30. Los primeros años como escritor, te contentas con que te publiquen y que te inviten a participar en reuniones de escritores. Recibes un reconocimiento y te vas muy feliz a tu casa con muy buen ánimo por los aires. Es importante invertir en el currículum, piensas. En la validación social, de tus pares, que se materializa con un papel. Un papel que antes de los treinta es estimulante. Ignoro por qué, pero uno se siente bien. Miras la egoteca que se nutre de bonitos marcos y diplomas en la pared del estudio. Supones que ese reconocimiento luego te hará valer alguna cosa para vivir de la escritura o te insuflará vida en LinkedIn. Como si fuese una visa en el camino de las letras. La verdad es que ese reconocimiento, como las calificaciones de la vida escolar, son útiles para ese sistema, pero inútiles en una entrevista de trabajo.
Ese camino del reconocimiento público es un campo minado.
Seamos realistas: la mayoría de los narradores (as) y poetas no ganan mucho dinero. Los anticipos, cuando se ofrecen, suelen ser modestos, y las regalías pueden ser escasas e inconsistentes. El esquema de la donación de libros al autor cuando alguna editorial pequeña edita un libro es precaria. Recordemos que el trabajo de la escritura apenas va a devengarse. Es un oficio en el que trabajas al revés, haces la labor sin que nadie te lo solicite. Luego entonces, lo expones y tal vez lo coloques en una editorial, pero la remuneración no es justa. Creo que pocos artistas contemplan un presupuesto del largo proceso creativo. La mayoría no.
Voy a dejar de lado en esta ocasión la vocación y la función del arte y toda la parte conceptual, para referirnos a una parte real. Sobrevivir con lo que nos apasiona.
Muchos escritores necesitan trabajos secundarios para llegar a fin de mes, lo que limita el tiempo y la energía disponibles para escribir. El modelo de premios literarios es un aliciente, pero nunca una solución.
Por su parte, el mercado editorial es notoriamente competitivo, con miles de manuscritos compitiendo por la atención de un número limitado de editores y agentes. Incluso los escritores talentosos pueden enfrentar años de rechazo antes de lograr una venta, si es que lo logran. Esta incertidumbre puede ser desalentadora y dificultar la planificación financiera a largo plazo.
Creo que allí hay un sesgo cognitivo. El escritor se tira por un sesgo de anclaje al pensar que la sociedad debe venerar a las escritoras y los escritores a los artistas en general. Y el sistema dicta en el chip del gremio, que alguien debe pagar, en este caso, el gobierno. Peor aún, que alguien, en este caso el gobierno debe pagar las ocurrencias del artista. Ante esta andanada de emociones, vemos a funcionarios de la cultura ricos y a artistas pobres. Contamos presupuestos dedicados a la difusión de la cultura, condicionando que el subsidio estatal, ayuda, pero, abarata los contenidos.
En un mundo donde las expresiones de cultura y las artes son a menudo valoradas más en teoría que en práctica. (Baste asomarse en plena pachanga electoral y ningún candidato o candidata a puestos de elección popular, ha levantado la mano para replantear la administración de las artes. Para incluir el desarrollo de las artes como un aliado de paz en estos tiempos hueros.)
La figura de narradores y poetas emerge como un paradigma de la lucha por la dignidad en la profesión donde el juego incluye la constancia.
Para la mayoría de los autores, vivir exclusivamente de su escritura es un sueño lejano. Estudios han demostrado que solo un pequeño porcentaje de autores logra obtener ingresos significativos de sus libros. La realidad es que muchos escritores se ven obligados a compaginar su pasión por la escritura con otros trabajos para llegar a fin de mes. Esto puede incluir la enseñanza, el periodismo, la redacción de contenidos para web, la edición o trabajos completamente ajenos al mundo literario.
Incluso los escritores que logran publicar a través de editoriales tradicionales enfrentan desafíos económicos. Los anticipos, una suma pagada por adelantado contra futuras regalías, suelen ser modestos y se pagan en plazos a lo largo del proceso de publicación. Las regalías, por su parte, representan un porcentaje reducido del precio de venta de cada libro, generalmente entre el 5% y el 15%, dependiendo del formato y el contrato. Esto significa que un autor necesita vender miles de copias para generar ingresos sustanciales. Suena terrible.
La historia está llena de ejemplos de escritores reconocidos que, a pesar de su talento y contribución a la literatura, acabaron sus días en la pobreza. Edgar Allan Poe, uno de los autores más influyentes de la literatura estadounidense, luchó constantemente con problemas financieros y murió en la miseria. Oscar Wilde, después de un período de éxito, enfrentó dificultades económicas tras su encarcelamiento y falleció en la ruina financiera. Herman Melville, autor de "Moby-Dick", no logró el reconocimiento en vida y se vio obligado a trabajar en aduanas para sostener a su familia. Juan Rulfo no disfrutó de las regalías de su novela super ventas, Pedro Páramo. Estos casos ilustran la difícil realidad económica que muchos escritores enfrentan, incluso aquellos cuyas obras son celebradas póstumamente.
A pesar de la habilidad y la dedicación requeridas, la escritura de ficción a menudo se considera un pasatiempo en lugar de una profesión seria, de disciplina y rigor.
El espíritu romántico
La imagen romántica del escritor lo muestra como alguien solitario y atormentado. Se dedica por completo a su arte y a menudo ignora las necesidades materiales. Lo hace para buscar la verdad, la belleza o la expresión auténtica. Esta visión se refuerza por historias populares y los medios. Destacan casos de éxito literario que surgen de la adversidad, la inspiración divina o el genio incomprendido. Escritores famosos como Ernest Hemingway, Juan Rulfo, Arreola, Virginia Woolf y Franz Kafka son ejemplos de este ideal romántico.
La romantización de la escritura afecta cómo el público ve a los escritores y el valor de la literatura. Puede generar aprecio por la creación y respeto por la literatura como arte y expresión humana esencial. Pero también puede crear expectativas poco realistas sobre lo que significa ser escritor. Minimiza los desafíos prácticos y económicos de la profesión. Glorifica el sufrimiento o la precariedad como necesarios para el arte genuino. Escuche, ser un escritor publicado es un privilegio que se gana. No te lo vas a ganar haciendo sonar un claxon que nadie quiere escuchar. Te lo vas a ganar poniéndote de rodillas y escribiendo, y dejando que la escritura en sí misma toque la bocina por ti.
La idea romántica de que la vocación te da la felicidad es errónea. Quien responde obstinadamente a ella no es feliz, sino solamente obstinado, y muy probablemente pronto terminará frustrado. Esto, por la simple razón de que la mayoría de las vocaciones están relacionadas con expectativas irreales. Quien se dispone a escribir la gran novela del siglo, establecer un nuevo récord mundial, fundar una nueva religión o acabar definitivamente con la pobreza en el mundo, tal vez cuente con una probabilidad de uno entre un billón para alcanzar su meta. No me malinterpretes: está bien perseguir grandes metas, siempre y cuando mantengas una relación fría y distanciada con tu objetivo. Quien persigue su vocación con pasión ciega, con garantía, tendrá una vida infeliz.
Efectos sobre los Escritores
Para los escritores, esta idealización tiene dos caras. Por un lado, inspira y motiva. Recuerda el poder e importancia de su trabajo. Por otro lado, impone mucha presión. Alienta a los escritores a medir su éxito con estándares poco realistas. Los lleva a descuidar aspectos prácticos importantes de su carrera y bienestar.
A esto habrá que agregar el sesgo de selección. Solemos fijarnos solo en los casos exitosos de la vocación: Marie Curie, que ya se veía como científica cuando tenía apenas 15 años y que más tarde, efectivamente, ganó dos Premios Nobel. O Pablo Picasso, que ingresó a la escuela de artes plásticas cuando era un joven de 10 años y más adelante revolucionó la pintura. Hay una gran cantidad de biografías, entrevistas y documentales para ilustrar este tipo de historias de éxito. Lo que no vemos, sin embargo, es el número mucho mayor de fracasados.
Los escritores pueden enfrentar dudas o condescendencia de familiares, amigos e incluso extraños que no entienden el valor y la dificultad de su trabajo. Esta falta de respeto puede desmoralizar y socavar la confianza en uno mismo.
Cabe agregar una observación importante: es necesario que otras personas valoren tu talento, pues de alguna forma hay que llenar el refrigerador. Para decirlo con las palabras del filósofo inglés John Gray: “No hay persona más infeliz que aquella que cuenta con un talento que a nadie le interesa”.
En la era actual, los escritores enfrentan grandes desafíos. Esto se debe en gran parte a la digitalización y los cambios en los hábitos culturales. La demanda de libros ha tenido altibajos. Algunos géneros son muy populares y tienen buenas ventas. Otros luchan por encontrar un público significativo. Esto está muy relacionado con los índices de lectura, que han bajado en muchas partes del mundo.
La situación actual para los autores y autoras es complicada. Hay diferentes desafíos según el tipo de publicación (tradicional o independiente). La publicación tradicional ofrece cierta estabilidad con adelantos y contratos. Pero hay mucha competencia y pocas garantías de éxito a largo plazo. La autopublicación da más control y mayores regalías por venta. Pero no tiene el apoyo de marketing de las editoriales grandes, lo que dificulta llegar a un público amplio.
Los ingresos son muy inestables. Incluso autores publicados por grandes editoriales pueden tener grandes cambios en sus ingresos. Esto depende del éxito de sus últimas obras. Para los autores independientes, el desafío es aún mayor. Deben invertir su propio dinero en marketing y promoción, sin garantía de retorno. Esta inestabilidad financiera complica la capacidad de los escritores para mantener un ingreso digno. A menudo los obliga a diversificar sus fuentes de ingresos.
La naturaleza "por proyecto" del trabajo, combinada con el lento proceso de publicación, puede dar lugar a largos períodos de incertidumbre financiera. Sin los beneficios y las protecciones que vienen con el empleo tradicional, los escritores pueden sentirse vulnerables y estresados por su futuro. Debemos entonces considerar que los autores, también envejecen y se suma a ello, la problemática del sostenimiento en la senilidad; los gastos médicos, los seguros, las jubilaciones y las pensiones que no están considerados en ningún rubro social o gubernamental que salve estos eventuales acontecimientos.
La carrera de escritor, además de los retos económicos, presenta desafíos únicos en el ámbito profesional y psicológico. Estos aspectos influyen considerablemente en la capacidad de los escritores para mantener una carrera sostenible y satisfactoria.
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Soledad del Proceso Creativo
La escritura es, por naturaleza, una actividad solitaria. Los escritores pasan largas horas inmersos en sus mundos ficticios, a menudo aislados de interacción social directa. Esta soledad, aunque beneficiosa para la concentración y la creatividad, puede llevar a un sentido de aislamiento emocional. El apoyo de otros escritores y la interacción con lectores pueden mitigar este efecto, pero no todos los escritores logran construir o mantener tales redes de apoyo.
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Presión por la Relevancia y Competencia
En un mercado saturado de contenido, los escritores enfrentan la constante presión de permanecer relevantes. La necesidad de destacar en un mar de novedades editoriales y de mantener la atención del público puede ser abrumadora. Además, la competencia no solo proviene de otros escritores, sino también de otras formas de entretenimiento, lo que complica aún más la tarea de captar y retener lectores.
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Desafíos Psicológicos
El síndrome del impostor, la ansiedad y la depresión son comunes entre los escritores. El temor a no ser lo suficientemente buenos o a no cumplir con las expectativas puede paralizar el proceso creativo. Estos desafíos psicológicos, si no se manejan adecuadamente, pueden tener un impacto devastador en la productividad y la salud mental del escritor.
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El Impacto de la Tecnología y los Nuevos Medios
La era digital ha transformado la industria del libro, ofreciendo nuevas oportunidades y presentando retos significativos para los escritores de ficción. Las redes sociales y las plataformas digitales se convierten en faros de esperanza, iluminando el camino hacia la conexión con los lectores. Los escritores crean comunidades alrededor de sus obras, esperando que su trabajo resuene en los corazones de quienes los descubren. Sin embargo, la presencia en línea es un arma de doble filo, que puede catapultarlos hacia nuevas oportunidades o sumergirlos en el olvido digital.
Reconocer el valor intrínseco de la escritura, más allá de las consideraciones económicas, es obvio. Haz lo que temes, y la muerte del miedo es segura. La creación de obras de ficción que conmueven, inspiran y enriquecen la vida de los lectores es una contribución valiosa a la sociedad y la cultura. Los escritores tienen el poder de dar voz a las emociones humanas, explorar ideas complejas y fomentar la empatía y la comprensión a través de sus historias.
Nunca asumas que un rechazo de tus cosas es también un rechazo de tu persona... a menos que vaya acompañado de un puñetazo en la nariz.
En última instancia, la lucha del escritor por sobrevivir en un mundo de letras es un testimonio de la resilencia y la dedicación de aquellos que sienten la llamada de contar historias. Lo que hace que un libro o una carrera sea exitoso es un misterio. De vez en cuando, algún nuevo escritor tiene un gran éxito, y todos intentan averiguar por qué. Pero eso es solo después de hecho. Intentar que vuelva a suceder casi nunca funciona
A pesar de las dificultades económicas, los escritores persisten, impulsados por su amor a la escritura y su deseo de compartir su visión con el mundo. Con determinación, flexibilidad y un compromiso inquebrantable con su oficio, los escritores pueden encontrar su camino hacia la sostenibilidad y dejar un legado duradero en el vasto panorama de la literatura.
Me despido con esta historia de Bradbury.
Ray Bradbury escribió su famoso Fahrenheit 451 en nueve días en una máquina de escribir alquilada. “Tenía un niño recién nacido en casa”, recuerda, y la casa resonaba con sus gritos de exaltación. De estar vivo. No tenía dinero para una oficina, y mientras deambulaba por UCLA escuché escribir desde el sótano de la Biblioteca Powell. Fui a investigar y encontré una habitación con doce máquinas de escribir que se podían alquilar por diez centavos y medio la hora. Entonces, emocionado, compré una bolsa de monedas de diez centavos y me acomodé en la habitación, y en nueve días gasté $9.80 y escribí mi historia; en otras palabras, era una novela de diez centavos".
Algunas ideas para ingresar billete
Estrategias para Sostenerse Económicamente
Enfrentar los retos de la industria editorial y sostenerse económicamente como escritor requiere una combinación de creatividad, perseverancia, y estrategia.
Diversificación de Ingresos
La diversificación es clave para la estabilidad financiera en casi cualquier carrera, y la escritura no es una excepción. Los escritores pueden diversificar sus fuentes de ingresos de las siguientes maneras:
Publicaciones Múltiples y Formatos: No limitarse a un solo género o formato. Explorar la escritura de libros electrónicos, audiolibros, y trabajos impresos puede ayudar a alcanzar a una audiencia más amplia
Talleres y Cursos: Ofrecer talleres de escritura o cursos en línea puede ser una excelente manera de compartir conocimientos mientras se genera ingresos adicionales.
Escritura Freelance: La escritura de artículos, blogs, y otros contenidos para clientes puede proporcionar un flujo de ingresos constante entre proyectos de ficción.
Maximización de las Plataformas de Autopublicación
Las plataformas de autopublicación han nivelado el campo de juego, pero usarlas efectivamente requiere más que simplemente subir un manuscrito. Para maximizar sus beneficios, considera lo siguiente:
Optimización de Listados: Usa palabras clave relevantes y categorías específicas de género para mejorar la visibilidad en las búsquedas.
Calidad Profesional: Invierte en diseño de portada profesional y edición para asegurar que tu libro se compare favorablemente con los publicados tradicionalmente.
Promociones y Precios: Experimenta con diferentes estrategias de precios y promociones, como ofertas por tiempo limitado o la publicación de primeros capítulos gratuitos, para atraer lectores.
Subvenciones, Becas y Residencias Literarias
Muchas organizaciones ofrecen apoyo financiero a los escritores a través de subvenciones, becas, y residencias. Estos pueden proporcionar no solo ingresos sino también tiempo y espacio para concentrarse en proyectos de escritura. Investigar y aplicar a estas oportunidades requiere tiempo pero puede resultar en un valioso soporte financiero y profesional.
La escritura de ficción es una vocación apasionante que atrae a muchos, pero ganarse la vida dignamente como escritor puede ser un desafío abrumador. Este ensayo explora las dificultades económicas y profesionales que enfrentan los escritores de ficción y ofrece estrategias prácticas sobrevivir.